El proceso de mediación

La duración de una mediación puede variar dependiendo de las circuntancias actuales de cada caso e incluso puede prolongarse varias sesiones. El proceso será más largo especialmente si las partes están muy enfadadas, si existe miedo o ansiedad (por ejemplo el miedo a perder el contacto con uno de los hijos) y en los casos en los se ha perdido la confianza.

Si los padres viven en la misma ciudad, suelen necesitarse entre 3 y 8 sesiones dependiendo de los problemas y asuntos que se tengan que resolver. Si los padres viven en ciudades o países diferentes, o incluso en continentes diferentes, se intentará concentrar la mediación en un par de días, por ejemplo de viernes a domingo. A veces se puede continuar con la mediación después de una pausa en el tiempo.

La mediación tiene cinco fases características:

  1. Se empieza con una toma de contacto, trabajando desde las reglas básicas y el marco de la mediación, así como con un acuerdo inicial
  2. Delimitar los temas y cuestiones que se van a tratar en la mediación
  3. Tratar los conflictos, teniendo en cuenta el trasfondo y los sentimientos, expresando las necesidades de cada parte y negociando las soluciones que se adapten a los intereses de todos mediante un proceso creativo
  4. Desarrollar soluciones viables, negociaciones y acuerdos hechos con criterio
  5. La mediación finaliza con la firma de un contrato (vinculante) y con un análisis autorreflexivo

 

En los conflictos internacionales con padres y menores involucrados, los mediadores trabajan en equipo. Aquí la biprofesionalidad es esencial para la práctica de un mediador familiar. La formación de un mediador se caracteriza por la igual participación de mediadores con conocimientos de derecho, psicología social y pedagogía. Todos ellos cooperan de manera práctica, especialmente en conflictos internacionales que involucran tanto a padres como a menores. De esta manera se asegura que se dé igual importancia a los elementos psicosociales y legales que siempre confluyen en este tipo de conflictos. Es importante también que haya un mediador de cada sexo para que cada una de las partes tenga también un apoyo femenino o masculino respectivamente.

Los mediadores asisten a las partes en la comunicación, propiciando un ambiente de sinceridad y respeto mutuo para que puedan trabajar de manera independiente con el fin de crear soluciones duraderas para el futuro.

El diálogo es sin duda la herramienta básica, ya que abre la vía al debate. Los mediadores se esfuerzan por que haya una actitud de respeto, neutral, de interés y aprecio por el otro y su modo de vida o contexto cultural. Un mediador también se encarga de la imparcialidad, la aceptación y el reconocimiento de las diferentes perspectivas e intereses de las partes. Sin embargo, los mediadores no deciden qué soluciones hay que aplicar, sino que apoyan y confían en las habilidades de las partes para crear e implementar estas soluciones de manera autónoma.